9 consignas para una vida más consciente – Sustennials — Cultura sustentable

9 consignas para una vida más consciente

El cambio de hábitos es más fácil de lo que pensabas
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El poder de la acción individual muchas veces es subestimado. Sin embargo, el cambio de hábitos cotidianos multiplicado por miles y millones de personas, puede tener un efecto enorme.

No hace falta cambiar de vida ni irse a vivir al medio de la selva. Tener un contacto más cercano con la naturaleza y adoptar hábitos más conscientes es sólo cuestión de revisar algunas costumbres que tenemos arraigadas y ver si podemos cambiarlas por otras con menor impacto, haciendo un esfuerzo mínimo todos los días.

1. Evitá todo lo que se pueda el plástico

Se calcula que por año se tiran unos 8 millones de toneladas de plástico a los océanos, con Argentina en el 28º puesto del ranking mundial. El panorama no es nada alentador: se estima que para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. Y la principal solución no es reciclarlo, sino evitarlo, porque solo el 9% del plástico del mundo recibe tratamiento. Claro que a veces parece casi inevitable. El desafìo que te proponemos es prestar más atención en tu vínculo con los plásticos de un solo uso, evitar embalajes de más, optar por compras a granel y llevar a todos lados tus recipientes, cubiertos y botellas reutilizables. Bajo el hashtag #Breakfreefromplastic podés encontrar campañas, eventos y consejos para llevar una vida lo más «desplastificada» posible.

Más info en Break Free From Plastic

2. Cortala con el agua embotellada

Al menos para los que vivimos en ciudades con redes de agua potable, comprar agua embotellada es un lujo innecesario que afecta la salud del planeta. Cada argentino desecha por año 300 botellas PET, que tardan 150 años en degradarse, mientras que solo un 20% del PET reciclado se incorpora en la producción de nuevas botellas. Este es uno de los desafíos más fáciles de afrontar, aunque puede ser que el agua de la canilla no te guste o no confíes en la limpieza de los tanques de tu edificio. Para estos casos, una excelente idea es instalar en tu casa un filtro de agua. Para cuando salgas, podés comprar una linda botella y llevar agua o tu bebida favorita a todos lados.

3. Desperdiciá menos alimentos

Cada año se desperdicia un tercio de la comida que se produce a nivel mundial. En Argentina, son 16 millones de toneladas de comida que terminan en la basura. Esto no solo implica un dilema ético, considerando que 800 millones de personas en el mundo pasan hambre, sino un problema ambiental, ya que para producir esa comida se usa tierra, agua y otros recursos naturales. La propuesta, entonces, es reducir al mínimo el desperdicio. Hay varios consejos: planificar bien las compras, calcular mejor las porciones al cocinar, ubicar en primera fila en la alacena o heladera los alimentos próximos a vencer, cocinar nuevos platos con la comida que sobra del almuerzo o la cena, llevar la comida que te sobre en el restaurante y no ser tan respetuosa de las fechas de vencimiento mientras los alimentos sigan en buen estado.

4. Rechazá los sorbetes

Las pajitas que te ofrecen junto con jugos y tragos pueden parecer inofensivas, pero son el cuarto residuo más común que flota en los océanos después de las colillas de cigarrillos, los envoltorios de comida y las tapitas de botellas. Si lo cotejamos con el uso que le damos 15 minutos, por única vez, su uso pierde sentido, ¿no? El desafío para este año, entonces, es tomar todas las bebidas directamente del vaso o bien hacerte de un lindo sorbete de acero inoxidable, papel o bambú para llevar a todos lados y también ayudar a la concientización, compartiendo en tus redes mensajes y carteles que podés conseguir en la cuenta de Instagram Mejor sin Sorbete.

5. Llevá tu tupper a todos lados

No ocupa demasiado lugar, es liviano y te garantiza evitar muchísimos envases de un solo uso. En algunos lugares, incluso, como los famosos bufetes «por peso», por llevarte la comida en tu propio envase te hacen un descuento. También son muy útiles cuando salís a comer para llevarte la comida que te sobra y así evitar las odiosas bandejitas plásticas que vas a tirar apenas llegues a tu casa. El desafío es elegir el tupper que más te guste y, aunque te miren de costado, sacarlo orgullosa siempre: en la panadería, la dietética e incluso en la heladería.

6. Consumí menos y mejor

La ropa, los accesorios, objetos de diseño, juguetes y utensilios de todo tipo requieren para su producción una cantidad de recursos naturales que ni nos imaginamos, sin contar la montaña de residuos que generan una vez descartados. Por eso, aquello del «consumo responsable» tiene que ver, en primera medida, con reducir las compras innecesarias o impulsivas. Esto no quiere decir que tengas que transformarte en asceta. Se trata de que, antes de comprar, pienses si podés conseguirlo usado o prestado de un familiar o una amiga. Si después de este intento decidís avanzar en la compra, chequeá si ese artículo tiene su versión social y ambientalmente sustentable. Para eso, antes de comprar, podés chequear algunas de estas páginas, que te facilitan este tipo de consumo:

7. Compartí más los viajes

Ya sabemos la gran contaminación ambiental derivada del transporte, pero si no te queda más alternativa que trasladarte en cuatro ruedas, el desafío es que lo hagas en transporte público o compartiendo los viajes con otros. Si vas en auto al trabajo, por ejemplo, podés ponerte de acuerdo con tus compañeros para hacer un «pool» y, además de compartir emisiones, compartir los gastos. El mismo desafío aplica para cada vez que que tengas un evento o reunión: ponete de acuerdo con otros para ocupar más asientos en el mismo auto. Si no conseguís amigos o familiares para compartir tus viajes, aún existen muchas apps para compartir viajes que podés explorar:

8. Participá de jornadas verdes

Otra buena iniciativa es prenderte en jornadas de plantación, limpieza de costas o plogging la nueva tendencia de salir a correr y levantar basura durante tu recorrido. ¿Por qué? Porque ya lo aprendimos en la escuela: los árboles nos dan el oxígeno que respiramos y retiran del ambiente dióxido de carbono. Por la misma razón, cada vez que un árbol es talado, este CO2 almacenado es liberado a la atmósfera. Por eso plantar un árbol es un acto tan noble. Junto con tus hijos, amigos o compañeros de trabajo, podés organizar una jornada de plantación o apuntarte en alguna que ya exista. Si el activista que llevás adentro está más preocupado por reducir los residuos, podés sumarte a una jornada de limpieza de costas del río o el mar, con organizaciones como Vamos a Hacerlo Argentina o Yo Amo mi Playa.

9. Sé voluntarix

Los argentinos somos conocidos, entre otras cosas, por nuestra enorme solidaridad. Esa vocación de ayudar también es muy bien recibida por el medioambiente, con el que podés colaborar aportando a alguna ONG conservacionista, colaborando con tiempo o dinero con algún refugio de animales, ofreciéndote como voluntario en una organización que ofrezca talleres ecológicos en lugares como escuelas y villas de emergencia o sumarte como embajador ambiental de tu municipio o ciudad. En EcoHouse, podés seleccionar alguna entidad que esté vinculada con lo que más te gusta.

Nota escrita para Revista Ohlalá!