Hacia finales de los 90´s, trabajando en el mercado financiero, me di cuenta que la sociedad estaba entrando en crisis, que había una obscenidad en el gasto y en el consumo en Wall Street y que para mantener ese nivel de despilfarro, el ajuste venía por la calidad ambiental y la dignidad humana.
Hace más de 20 años comprendí que ese modelo no era sostenible, que el planeta y la sociedad era un motor a punto de fundirse si no se hacía algo pronto. Por eso decidí empezar a perfeccionarme académicamente en las cuestiones que en ese entonces hacían al desarrollo social.
Ecomujeres nació como un experimento académico. A principios del 2005 con la pelea por las pasteras entre Argentina y Uruguay, entendí que el problema mayor no era técnico, sino de comunicación y de acceso a la información de la sociedad civil y de los políticos para encontrar respuestas a los conflictos socioambientales. Así decidí crear un nodo de información (origen de la fundación) a través del cual le podía explicar con fundamento científico y neutro, y con un idioma coloquial, a la sociedad en su conjunto, las complejidades que nos plantea las cuestiones socioambientales. Esta página de información, fue creciendo y luego se transformó en la Fundación.
La propuesta está dirigida a las mujeres porque entendimos en su creación, que teníamos que dirigirnos a un público específico que pudiera ayudarnos a liderar el cambio que se requiere tanto en educación como en las formas de consumo, porque entendimos que la crisis socioambiental era una crisis de consumo, y como las mujeres definimos el 80% del consumo global (según varios estudios internacionales), supimos que la mujer era la vocera natural y el target ideal para comunicar lo que queríamos hacer.
Entendimos que la crisis socioambiental era una crisis de consumo, y como las mujeres definimos el 80% del consumo global, supimos que la mujer era la vocera natural de esta problemática.
Además la experiencia nos fue dando la razón, porque encontramos en la mujer una vocera solidaria, empoderada y biológica y psicológicamente preparada para ese rol y que además, es una transmisora de valores.
Las mujeres son las grandes ordenadoras sociales, desde la prehistoria, y por ello definen las pautas de comportamiento en los hogares y en las comunidades, y como el mayor gasto se da en la vida cotidiana: alimentos, energía, agua, limpieza, vestimenta, decoración, etc; por eso creemos que se genera esa relación entre mujer y gasto.
El nuevo paradigma de la sustentabilidad que se plasmó en los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), varios de los 17 ODS, están vinculados directa (ODS 12) o indirectamente (ODS 2, 6, 7, 13, 14, 15), con redefinir las formas de consumo, y por ende, de gasto. Y este tema, es un tema crítico para el futuro de la humanidad. Dado que hoy estamos consumiendo un 60% más de lo que el Planeta Tierra es capaz de renovar y ofrecernos cada año, este patrón no es sostenible en el tiempo. Pero además, este consumo corresponde sólo al 21% de la población mundial, el otro 79% consume lo mínimo necesario y no llega a cubrir sus necesidades básicas diarias para contar con una vida digna. Por ello es muy importante que replanteemos nuestra forma de consumo.
Ecomujeres basa toda su política de comunicación y acción en el consumo. Entendemos que el consumo define los patrones de conducta del individuo en su integralidad, y por ende, define los patrones de producción. Por ello, trabajando los diferentes ejes que hacen al consumo, que es más que el proceso de compra, sino que tienen que ver con la mayoría de las decisiones y acciones que realizamos a diario, desde la movilidad hasta la alimentación, podemos influir para modificar los patrones de producción hacia modelos menos invasivos con el Planeta y la sociedad.
Por ahora, las verdaderas barreras para los consumidores son la falta de información, la falta de credibilidad en los mensajes, la creencia que estos productos “verdes” o “éticos” son más caros que los habituales, y la ausencia de sustitutos. Pero la velocidad de cambio que aporta la hiperconectividad y las comunicaciones a través de las redes sociales, hace que, también cada vez, más consumidores, obtengan más información y más opciones.
Y si bien, la adquisición de un producto o servicio, está orientada en la mayoría de los casos, por el poder adquisitivo que posee cada consumidor, muchas veces, también es posible orientar el consumo hacia aquellas empresas que promuevan el cuidado del ambiente y la inclusión social, como por ejemplo, a través del reciclado de sus envases o que minimizan el consumo de energía o del agua durante la producción.
Si bien el consumo está orientado en la mayoría de los casos, por el poder adquisitivo de cada consumidor, también es posible orientarlo hacia aquellas empresas que promuevan el cuidado del ambiente y la inclusión social.
Para poder ser consumidoras responsables podemos incorporar ciertos hábitos y tener un “Pensamiento global, con acción local”. Y por ello es que en Ecomujeres decimos que cada acción cuenta y promovemos un compromiso: sensible, solidario y femenino. Sensible, porque sin educación e información no podemos tomar buenas decisiones. Solidario, porque en lo ambiental la solidaridad es fundante, requiere pensar para todos. Y femenino, porque el instinto de preservación es biológicamente innato a la mujer, y es la clave para mantener la sustentabilidad de la vida en nuestra casa común, el Planeta Tierra.
Educar e informar es el rol que cumple nuestra Fundación Ecomujeres. La fundación lo primero que buscó fue llegar a la comunidad no informada ni educada en temas socioambientales, de una manera didáctica y con un lenguaje coloquial. En ese sentido, descubrimos que trabajando sobre la huella de carbono personal de las personas, podíamos trabajar con un solo concepto, todas las dimensiones vinculadas con el consumo individual y los impactos de las personas en el ambiente. Por ello creamos la calculadora personal de huella de carbono, para que las personas puedan saber cuánto impactan todos los días en el Planeta, de acuerdo a sus propios hábitos cotidianos.
El objetivo final de esta herramienta, es sensibilizar a las personas para empoderarlas, facilitándoles consejos útiles desde la propia página y desde las redes sociales, pero además, dándoles la posibilidad de neutralizar sus impactos negativos, reduciéndolos y luego, compensando, aquellos que no pueden ser mitigados en su totalidad. El proceso de medición es muy sencillo y cualquier persona puede medir su huella, y si quiere, compensarla, en forma mensual o anual. La calculadora es de uso gratuito y anónimo y se encuentra en nuestra página web.
El hábito que más difícil me resultó modificar, es el uso del auto. Estaba acostumbrada a usar el auto para ir a todos lados. En los últimos años he reducido muchísimo su uso, trato sobre todo de caminar, largas distancias, y sino usar el transporte público. Me costó sobre todo porque soy muy coqueta y me encantaba usar tacos súper altos, pero que no son muy cómodos para caminar, entonces modifiqué radicalmente mi vestimenta para poder ajustar mi hábito con el auto, y así caminar mucho más.