Creo que todo surge de un amor por la naturaleza que herede de mis abuelos y mi familia en general. Recuerdo mi infancia con mucho contacto con la naturaleza, en el campo, con mi abuelo materno que era ingeniero agrónomo, amante de los arboles, las plantas, de los caballos, de la vida campera y todas sus enseñanzas. También la profunda sensación de bienestar cuando llegaba el verano y florecían todos los frutales, quedarnos con la panza llena de comer duraznos dulces de los arboles y ciruelas de distintos colores. Ir a la huerta y comer tomates llenos de sabor, cosechar todo tipo de verduras, comer frutillas deliciosas, melones y sandias gigantes con mis hermanos y con mis primos.
Todos esos recuerdos marcaron mi vida, me dieron una comprensión profunda de nuestro vinculo con la naturaleza, de la importancia de un ecosistema sano, de todo lo que nos da la naturaleza, y no solo lo material, sino el sentimiento de bienestar que produce el solo hecho de estar en contacto pleno con la naturaleza. Yo creo que en mi, esos fueron los grandes aprendizajes de la vida, me marcaron a fuego, y creo que eso mismo es el corazón de la educación ambiental. Entender que somos naturaleza, que debemos aprender a pensar y a sentir como lo que somos, parte de un ecosistema mayor que necesita de la cooperación de todos los seres vivos para desarrollarse en armonía y lograr co-evolucionar.
Estos días Amartya cumple 15 años de vida, de camino construido en base a dos pilares fundamentales y un norte que se mantienen hasta hoy: la articulación de sectores y la educación ambiental para construir las bases de un nuevo paradigma del cuidado de la vida. La Educación Ambiental es la herramienta que desde siempre identificamos como la más poderosa para alcanzar la transformación necesaria para el futuro inclusivo y regenerativo que deseamos construir.
Durante estos años hemos creado metodologías y pedagogías específicas para llevar la sustentabilidad a las mentes, corazones y manos de niños, jóvenes y adultos. Hemos implementando talleres vivenciales con jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias, capacitando a docentes de todos los niveles, hemos elaborando materiales pedagógicos específicos, y hemos impulsando la Educación Ambiental para que sea transversal a nuestro sistema educativo.
La educación ambiental es la herramienta que identificamos como la más poderosa para alcanzar la transformación necesaria para el futuro inclusivo y regenerativo que deseamos construir.
Hemos desarrollado cursos universitarios en sustentabilidad, economía circular, liderazgo y pensamiento sistémico formando a cientos de alumnos argentinos y extranjeros. También hemos desarrollado e implementado programas holísticos de sustentabilidad en los barrios mas vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires. Una mirada sistémica nos desafió a generar herramientas específicas para trabajar en proyectos regenerativos comunitarios en diversas villas de la ciudad atendiendo las múltiples problemáticas sociales y ambientales que se dan en estos contextos entendiendo que solo una mirada local puede dar las respuestas adecuadas. Junto a este programa desarrollamos una diplomatura de referentes ambientales comunitarios con la Universidad de San Martin para que el conocimiento siguiera creciendo y circulando en los barrios, fortaleciendo el rol de los agentes de transformación locales.
En 2012 dimos como institución otro gran salto para lograr que la educación ambiental se convirtiera en una experiencia de aprendizaje realmente transformadora, vivencial y holística. Así nació Quinta Esencia, un centro de experimentación para la regeneración ecológica en el corazón de la llanura pampeana donde el proceso de alfabetización ambiental pudiera ser puesto en práctica al 100%. Con la permacultura como guía, la implementación de tecnologías en base a energías renovables, la producción de alimentos sanos, la bioconstrucción y el cuidado integral de la vida como valores centrales, dimos luz a un aula viviente en medio de la naturaleza.
Desde allí, comenzamos a construir un proyecto de política pública de escala municipal, que, a través de la educación formal y no formal, instalara un modelo de desarrollo local sustentable, replicable en cualquier punto del país. Con 10 años de historia, en 2016 pusimos en marcha el Plan de Educación Ambiental Mar Chiquita Sustentable – #PLANMAR, elaborado por y para la participación de la comunidad educativa local. En 2018, su reconocimiento como política pública y diversos avales institucionales, abrieron el camino a la llegada de la Primera Escuela Pública Sustentable de Argentina.
Hoy, el 60% de las escuelas públicas del partido forma parte de una Red de Escuelas Sustentables que incluyen la Educación Ambiental en sus proyectos institucionales, trabajan de manera transversal y movilizan sus comunidades detrás de soluciones colaborativas para sus problemáticas particulares. En los últimos años cientos de personas del municipio de Mar Chiquita se formaron en el programa de oficios sustentables, que busca desarrollar nuevos puestos de trabajo en tecnologías regenerativas y dar nacimiento a nuevos emprendimientos de triple impacto. Hemos alcanzado un sueño, la sustentabilidad llegó a las venas de todo el partido y llegó para quedarse. Es un símbolo de una nueva cultura regenerativa que queremos se traslade a toda la Argentina.
La idea es la fusión de dos proyectos complementarios de educación ambiental, por un lado, un proyecto regional liderado por la organización uruguaya Tagma, que busca construir y unir escuelas sustentables en todo Latinoamérica, y por el otro lado, nuestro proyecto de educación ambiental en Mar Chiquita que impulsa instaurar una cultura sustentable en todo el partido incluyendo a todas sus escuelas. Creemos que los símbolos son muy importantes para lograr transformaciones culturales, y que mejor que una escuela pública absolutamente sustentable y construida por su propia comunidad, para lograr inspirar un cambio profundo en el modelo educativo al resto de las escuelas del partido, a las escuelas de todo el país, y desde la red regional, a las escuelas de Latinoamérica.
En tiempo récord se logró construir un precioso edificio que siguiendo los principios de la biomímesis, imita los sistemas de la naturaleza en relación a su producción de energía limpia, alimentos agroecológicos, reutilización de agua y en la utilización de elementos constructivos que normalmente son considerados “basura”. Miles de cubiertas, latas, botellas, cartón y otros elementos reciclados constituyen su base edilicia. Pero lo más interesante del edificio no es su diseño, ni sus materiales constructivos, el éxito de esta escuela fue la participación ciudadana desde el momento previo a su construcción y la introducción de la educación ambiental de forma transversal al proyecto educativo.
Como contaba mas arriba, esta escuela es la institución insignia del programa holístico de educación ambiental que llevamos adelante en Mar Chiquita, «Escuelas Sustentables de Mar Chiquita» que busca trabajar de forma transversal en todas las escuelas del partido con el fin de instalar una nueva cultura local del cuidado de la vida. El programa es un proceso participativo de planificación y ejecución concreta de proyectos que responden a las problemáticas socioambientales de la comunidad articulando los objetivos de Desarrollo Sostenible y utilizando la educación ambiental como herramienta clave de reflexión y gestión. Entre todas las instituciones co-crean una Red de Escuelas para potenciar las iniciativas. El programa busca motivar el desarrollo de proyectos escolares que valoricen el patrimonio cultural del municipio, que identifiquen las problemáticas ambientales locales y contribuyan desde la colaboración con su solución, impulsando en última instancia a las Instituciones escolares como promotoras de una nueva cultura regenerativa.
América Latina tiene serios problemas ambientales, el extractivismo que destruye ecosistemas y comunidades es un patrón que se repite en casi todos los países, ya sea por la mega minería, los agronegocios, por la contaminación de los ríos o por los desmontes masivos de bosques nativos. Además, somos la región del mundo donde más asesinatos de defensores ambientales hay realizados con la más absoluta impunidad, consecuencia de la corrupción política y el sector privado. El número es escalofriante, 212 defensores de la tierra y el ambiente fueron asesinados durante 2019. Este es para mí el indicador más brutal que demuestra lo mal que estamos en relación a la protección de los derechos humanos y el ambiente. Esperemos que pronto se ratifique en Argentina el “Acuerdo Regional sobre acceso a la información, a la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe”, también conocido como Acuerdo de Escazú. Si Argentina ratifica este acuerdo, ya serian 10 los países incorporados y solo se necesitaría un país más para que entre en vigencia. Este acuerdo seria un paso vital para proteger a la ciudadanía de los graves abusos ambientales que sufre toda la región.
Creo que los problemas multidimensionales requieren soluciones multidimensionales. En el proceso de transformación, los símbolos son importantes, este cambio que impulsamos requiere de todos los movimientos y acciones posibles, desde los más íntimos hasta los más colectivos, ya que se trata de cambiar y resignificar la forma en la que vemos, sentimos, vivimos y habitamos este mundo. La escala de trabajo de Amartya es, ante todo, local promoviendo la articulación entre proyectos, localidades, ciudades y regiones, cultivando la idea de actuar local, articular regionalmente y pensar globalmente.
En este sentido, creo que es fundamental pasar a una nueva era de colaboración para lograr instaurar las transformaciones colectivas que necesitamos. Creo que uno de los problemas más serios que tenemos como sociedad es nuestra falta de confianza, y este es el obstáculo numero uno para lograr avanzar, para reconstruir el tejido social, para lograr trabajar de forma colaborativa. Creo que una de las preguntas más importantes que nos tenemos que hacer es ¿cómo generamos condiciones propicias para fortalecer campos sociales de confianza? Profundizar la calidad de las conexiones humanas es sin duda una de las respuestas. El encuentro humano es vital para la generación de campos sociales de confianza.
Uno de los problemas más serios que tenemos como sociedad es nuestra falta de confianza, y este es el obstáculo numero uno para lograr avanzar, para reconstruir el tejido social, para lograr trabajar de forma colaborativa
Cuando se potencia la confianza y se diluyen los miedos se fortalece la colaboración en todos los sentidos. Para esto es fundamental también diseñar una educación que fomente las pedagogías colaborativas por sobre la cultura de la competencia que tanto daño nos viene haciendo.
Sumarse a alguna ONG ambiental. Participar de algún espacio educativo vivencial para la sustentabilidad y la regeneración de la vida como Quinta Esencia. Lograr incorporar la experiencia vivencial y toda la teoría que involucra al paradigma de la regeneración. Creo que en esta época hay tres cosas que juegan un papel un papel esencial en la educación: la emoción, la practica y adquirir nuevas habilidades. Si no nos emocionamos con lo que aprendemos, difícil es que logremos realmente aprender. Es fundamental incorporar a cualquier proceso educativo el desarrollo de la mente, el corazón y el cuerpo. Es fundamental incorporar una mirada sistémica y poder vivir lo que estamos aprendiendo. Incorporar conocimientos desde la práctica, por eso vivir una experiencia de voluntariado o aprendizaje en un espacio de sustentabilidad como Quinta Esencia puede ser una experiencia muy enriquecedora para cualquiera que quiere comenzar a transitar este camino del cambio de paradigma. Una vez que conocemos todas las distintas aristas, desde la construcción bioclimática, las energías renovables, la permacultura, las políticas publicas vinculadas a la sustentabilidad, la aumentación consciente, la agroecología, el pastoreo regenerativo, hasta el desarrollo de biofertilizantes, o la agrofloresta, podemos ya ver que es lo que más nos interesa y comenzar un proceso de conocimiento mas profundo. El mundo de la sustentabilidad es inmensamente amplio y espacios como Quinta Esencia o cualquier otro tipo de comunidad sostenible pueden ser un gran inicio.
El rol de los jóvenes es central. Los próximos 10 años de la historia de la humanidad son determinantes para nuestra supervivencia como especie. Somos quizás la última generación que puede realmente poner fin a este proceso degenerativo, de destrucción de ecosistemas y comenzar un nuevo sistema que tenga en el centro el cuidado de la vida. Si no lo hacemos, las consecuencias van a ser terribles. Es fundamental el activismo, la creatividad y la toma de conciencia de los jóvenes. Que se sumen a los movimientos que están reclamando transformar el modelo extractivista, que se sumen a los cientos de proyectos que ya están transformando la realidad por una sustentable y regenerativa en todos los ordenes de la vida. Desde la alimentación, la tecnología y la económia, hasta el transporte, la educación, el modelo agropecuario y la vivienda. En todos los órdenes de la vida ya hay iniciativas, que más o menos avanzadas, ya están dando respuestas concretas basadas en la salud de los sistemas. Es este patrón de salud el que nos va a permitir ser receptivos y resilientes al cambio. Es clave dar visibilidad y apoyo a todas estas iniciativas.
El rol de los jóvenes es central. Los próximos 10 años de la historia de la humanidad son determinantes para nuestra supervivencia como especie.
Estamos en un tiempo de descuento donde la suma cero que nos propone la sustentabilidad ya no alcanza, porque el daño que hemos causado es inmenso y tenemos que regenerar los ecosistemas. Necesitamos de la creatividad de los más jóvenes para repensar nuestro modelo de desarrollo, para crear una nueva narrativa que nos contenga a tod@s y a todo. Necesitamos aprender de las leyes de la naturaleza y generar todas las condiciones conducentes para la vida, nutriendo la salud de comunidades y ecosistemas en todos los rincones. El cambio no es solo técnico o científico, es ante todo cultural, de consciencia. Somos naturaleza, y debemos comenzar a actuar como tal. El tiempo es ahora y sin la voz de los más jóvenes es imposible transformar nuestra forma de ver y entender el mundo.
Quizás el habito que más atención y energía pongo es cambiar la visión reduccionista del mundo que nos han inculcado durante toda una vida. Nuestra forma de ver el mundo termina siendo un hábito que debemos transformar cotidianamente. Tenemos en nuestro ADN una educación que nos induce a mirar las partes y no el todo, que nos incita al individualismo y no a la cooperación, que nos hace poner el foco en los problemas y no en las soluciones, que nos hace dificultoso el confiar en el otro y construir colaborativamente. Eso es un trabajo diario que yo hago para comprender la realidad e intentar avanzar sobre las causas de las problemáticas, y no quedarme atascado en la superficie, en las consecuencias. Es una gimnasia sistémica, por decirle de alguna forma, que debo (y me gusta) ejercitar todos los días.
En relación a los hábitos que me gustan, creo que me gusta mucho mi curiosidad, estar siempre queriendo aprender cosas nuevas, indagar en las problemáticas y buscar alternativas desde lo humano, desde lo técnico, desde lo conceptual y desde lo social. Me gusta mucho mantener la vocación por aprender constantemente y estar abierto a nuevas miradas.