Porque hablar de sustentabilidad hoy es algo que interpela a todo lo que hacemos, es necesario un cambio de hábito. Es preguntarnos ¿qué pasa con los desechos que género mes a mes con esto?. En muchas prácticas del día a día esto no es muy complicado, con las botellitas de agua, con los sorbetes… incluso el cepillo de dientes. Pero hablar de menstruación sustentable es unir dos cosas que hasta hace poco era impensado, no es tan simple como pensar cuántas bolsas plásticas uso por mes. Implica pensar en la menstruación, algo que ya de base socialmente intentamos no hacer.
Hay un tabú histórico alrededor de la menstruación que cuando hablas de sustentabilidad lo hace tambalear, ponernos a pensar por qué es tabú. Qué problema tan grave hay con menstruar que tiene toda esa connotación negativa, ya desde decir que estamos “indispuestas”. Toda la construcción que hay sobre esto hace que hablar de menstruación sustentable sea complejo pero necesario, es tomar un tema tabú pero natural y cotidiano y cambiarle todo el paradigma de asco y desconocimiento que tiene alrededor. Al hacer eso no se activa solo la pata ecológica, sino que también hay un recorrido nuevo de aprendizaje sobre el ciclo y el cuerpo.
Cuando estuve de viaje conseguí un mayorista de copas menstruales que me ofrecía la posibilidad de comprarlas en variedad y a precios muy muy económicos. Compré para traerle a mis amigas cual souvenir. Ninguna quiso. Pero ninguna eh! Así que las ofrecí en Mercado Libre; se vendieron pronto y me sentí cómoda en el asesoramiento pre y post venta. La gente las compraba cual droga, con preguntas en voz baja y muchos eufemismos. Y yo ya tenía un buen recorrido para compartir a quienes empezaban; sobre todo porque ya me había chocado con la falta de información.
La copa menstrual para mi fue una genialidad, me adapté al sistema en pleno viaje; que son momentos en que no querés más incomodidades. Y eso pasó después de un recorrido por marcas bastante extenso y por buscar bastante obsesivamente información cuando todavía no había prácticamente nada que explique lo que necesitaba saber.
Hay un tabú histórico alrededor de la menstruación que la sustentabilidad hace tambalear
Me parece importante informar sobre las diferencias entre los tipos de copas, y pensarlo desde que no todos los cuerpos son iguales y sobre todo, porque las buenas copas no son productos baratos. Yo pude pasar por varias marcas, pero… ¿no estamos buscando reducir el consumo? Yo consumí un montón de copas menstruales hasta entender qué necesitaba. No es la idea.
La más inmediata a la vista, es la reducción de residuos; de golpe notás que ya no tirás basura sino que lavás y reutilizás. Esto atrás tiene una consciencia con el medio ambiente; no solo por lo que termina en la basura sino también porque fabricar los productos descartables insumen muchos recursos naturales. Y cuando se tiran no desaparecen mágicamente, van a rellenos sanitarios que incluso afectan la tierra y las napas. No hay tratamiento ecológico para este tipo de basura.
En el plano de la salud, todo lo intravaginal que absorbe compromete el ambiente natural del entorno. Al absorber los fluidos naturales de la vagina y no solo el sangrado, se produce una sequedad que deja el cuerpo predispuesto a infecciones. La humedad genera un ambiente sano, no es algo que haya que absorber, pero el tampón no distingue. Y en conjunto con eso y al igual que la toallita, están llenos de plásticos y químicos. Eso no es lo más saludable para el cuerpo; pero son cosas que recién hoy nos cuestionamos.
En general otra persona decide sobre nuestra salud y nosotres estamos en posiciones muy pasivas. Más información es más entendimiento. Y es más salud.
En relación a lo económico, los productos reutilizables como toallitas de tela o copa menstrual se amortizan rápidamente; pero son inversiones fuertes para hacer de una. En cuanto a estudios económicos, lo que se gasta en tampones y/o toallitas descartables por año es equivalente a una copa menstrual de primera calidad y se deja de gastar mensualmente dinero en productos para la menstruación. Acá se abre todo un tema que tiene que ver con la accesibilidad a estos productos… tanto tabú hace que sea algo no contemplado en canastas básicas, esto recae sobre el segmento poblacional más vulnerado económica y socialmente también… todo otro tema, pero que viene de la mano que los productos de gestión menstrual básicos como los descartables pagan impuestos altos y no están garantizados en espacios públicos. Cosas por las que se está peleando.
Los más utilizados y aceptados son las toallitas y protectores de tela y la copa menstrual. La ventaja creo que tiene que ver con varios puntos como lo ecológico, con reducir tanto químico y plástico en contacto con el cuerpo y también con una posibilidad de ver la menstruación desde otro lado. Creo que mucho de la connotación negativa que tiene menstruar tiene que ver con la incomodidad de los productos que usamos. No tiene que ser un momento hermoso, pero estas opciones son más cómodas y también más cercanas en cuanto a nosotrxs mismxs. No es lo mismo tirar sangre y producto a la basura una vez usado que tener que reutilizar ese producto. Lavarlo, ver dónde tirar la sangre, nos acerca al proceso y hace que se pierda el asco.
Con la copita, un punto clave es que para que sirva hay colocarla correctamente y para eso hay que conocer el cuerpo. Mucha gente pregunta si para hacer pis hay que sacarse la copita, siendo que son conductos diferentes; y esta pregunta no distingue espacio social ni educación. Creo que una gran ventaja es la copa menstrual como herramienta para conocer el cuerpo y el ciclo.
Como contras, algunos mencionan el precio, la dificultad de elegir la correcta… eso creo que es depende cada contexto. Si es posible que lleve varios meses de adaptación, eso es un punto en contra en comparación a la inmediatez de lo descartable. Es importantísimo tener cuidados con su uso que no son problemas que vemos en lo inmediato pero una mala extracción contínua de la copa puede comprometer el piso pélvico, mover un DIU por la succión. Todo depende del cuerpo pero puede pasar. Lo mismo con el uso contínuo dentro del cuerpo, se tiene que quitar cada 10 hs. No todo el mundo lo hace.
En cuanto a las toallitas, lavarlas puede ser algo incómodo, pensar en que se necesita un kit, algo donde transportar la que cambiamos (en general vienen con unos sobres para ese fin), pero no me parece una contra realmente. Creo que esa visión de “uh, estamos haciendo lo mismo que las abuelas, involucionamos”, no es correcto. El mundo descartable se fue de control, todo se usa cuatro horas y se tira, con cientos de años de consecuencias. Me parece que es tomar mayor conciencia.
Si, muchísimo. Va en aumento porque la gente que se cambia a esa forma de menstruar en clave ecológica lo recomienda a su entorno cercano y eso se contagia. Capaz no te gusta la copa pero si la tela, o al revés.
Las resistencias tienen que ver con miedos, ya no tanto con asco como era hace 5 años cuando empecé. Miedos a que no sea la indicada, a no poder quitar la copa, a que filtre… cosas que intentamos salvar subiendo información con el fin no de dar respuestas cual leyes porque es imposible, pero para que cada cual observe su cuerpo y su relación con la menstruación y se guíe en la elección.
El desconocimiento del cuerpo es otro freno pero que con paciencia y entendimiento se va venciendo. Nadie nos enseñó, no venimos de una ESI o de una educación sobre nuestro cuerpo, lo estamos aprendiendo de grandes y en el camino, toca tener paciencia.
Si… entendiendo que todo lo reutilizable necesita un contexto que no está garantizado en todos los habitantes del país. Agua potable y un espacio para secar los productos, algo que a veces pensamos que es básico pero no lo es. En espacios vulnerables es más complicado introducir la copa menstrual por estos temas y porque hay una salud ginecológica que tiene que estar contemplada y no lo está. Lamentablemente aún son elementos que necesitan un contexto garantizado, no es para cualquier espacio. Se está trabajando en eso.