Por lo pronto significa poner rápidamente a la Argentina dentro del mercado internacional fuerte y aumentar la dependencia con China. En términos de condiciones socioambientales, significa un gran deterioro que abarca la contaminación de napas, la salud de las personas que estarán cerca de esas megafactorias, la contaminación de suelos y aires y la presencia de vectores de enfermedad como ratones murciélagos o moscas. Todos ellos son efectos a corto plazo que esperaríamos que ocurran como sucedió en Chile, México y España. El número veinticinco es un número que surge de la oscuridad, porque inicialmente el proyecto decía que eran 9 millones de toneladas y después lo convirtieron en 900 mil. Con eso nos damos cuenta de que el número no parece ser el objetivo de fondo.
Los efectos a mediano y largo plazo son realmente preocupantes, porque no están solamente vinculados a la parte política y lo que significa tener zonas enteras de sacrificio animal en nuestro país, sino que hay dos fenómenos con importancia sanitaria epidemiológica. Uno es que el 70% de los antibióticos que se usan provienen de este tipo de mega emprendimiento, por eso en gran medida, el fenómeno que ya está ocurriendo y que es muy serio es la resistencia bacteriana, que este tipo de proyecto puede profundizar y que plantea hasta qué punto los antibióticos van a seguir actuando. En segundo lugar, aparece el potencial zoonótico que tiene este tipo de emprendimiento. Las probabilidades de que los patógenos pasen a las personas es alta, así como la posibilidad de que empiecen a potenciarse pandemias como las que ya estamos sufriendo.
Este emprendimiento tiene alta probabilidad de potenciar pandemias como las que ya estamos sufriendo.
Históricamente ha funcionado así: la transferencia de recursos, de cuerpos, de bienes comunes de ciertas zonas del globo a ciertas otras. El proyecto de los cerdos es eso. En este caso los desechos son residuos naturales de 100 mil animales hacinados, no existiendo diferencia de lo que significa la extracción de metales de la Barrick Gold, la depredación marina, la extracción de hidrocarburos o el modelo agroindustrial. Todos tienen una lógica común, a la que se suma una altísima tecnificación y poca mano de obra. En lo personal, no me sorprende que se edifique este tipo de proyecto y que lo socioambiental no genere disminución del capital. Lo que sí me aterra es pensar cómo enfrentar eso. Pero no es estrictamente sorpresa lo que tengo en cuanto a todas las lógicas que el poder ha motorizado y que en pandemia no se han frenado. Están más vivas que nunca y se están reproduciendo a través de multinacionales o con convenios activos por parte de los Estados.
Lo importante es entender que ese no es el espíritu del proyecto, no es lo que se busca impulsar desde este acuerdo. Lo que se está buscando es exportar carne a China y que Argentina tenga garantizado el ingreso rápido de dólares, favoreciendo a sectores empresariales altamente concentrados. Este proyecto, ni da trabajo, comparados con proyectos a pequeña escala, ni favorece a los pequeños productores. Por el contrario, ataca fuertemente a otros emprendimientos, como por ejemplo el turismo y la producción apícola. Al ser altamente contaminante, genera olores nauseabundos y desechos. Con lo cual cualquier promesa del orden laboral o economías regionales, no es cierta.
Cualquier promesa de orden laboral o impulso a las economías regionales que se le quiera adjudicar a este proyecto, no es cierta.
Creo que no lo podemos afrontar desde lo individual. Debemos tratar de incluir a todos los sectores y movilizarnos activamente, porque este proyecto nos involucra a todos. Tanto con esto como con el trigo transgénico, el modelo agroindustrial, la megaminería industrial. En todos los casos se están desarrollando proyectos que alteran las condiciones de vida y nos afectan de manera directa con sequías, incendios, inundaciones. Nada de lo que hagamos de manera individual va a alcanzar, porque el efecto es colectivo. Hasta que eso no ocurra, mucho nos va a costar y poco vamos a lograr. Lo otro, es articular luchas, comprender que este tipo de proyecto involucra a quienes trabajan en temas de agroecología, derechos humanos, pueblos originarios, comunidades, alimentación, maltrato animal. Creo que articulando estos sectores podemos lograr una acción que tenga éxito.
Ilustración de portada por Mariana Ruiz Johnson